** Te la debía
"A la memoria de Avelino, quien una tórrida tarde de febrero cerró en silencio los ojos y dejó de generar sueños, proyectar esperanzas y emplazar utopías...."
Cómo asusta temblar en el silencio o tropezar de gusto frente al papel en blanco de una futura carta. Será tal vez por ostracismo, o quizas porque esa recurrente manía de verte con frecuencia me taraba un poco al mostrarte mi costado conocido, ese que me confiere el mote de pequeño duro de los campos argentinos que ni en joda se va a rebajar para darle un beso a un hombre. Aunque ese hombre hayas sido vos,mi tio mas querido,el que me ayudaba a digerir a toda orquesta los insalvables tallarines de la vieja en los domingo de invierno,entre un concierto de motores en marcha de aquella no menos infaltable carrera de tecé que parecía escaparse de la tele. Sabés bien de quien hablo,para que dar nombres. Nunca te lo dije y anda apostando todas las fichas al hecho de que tampoco te lo diré esta anodina y calurosa tarde de los albores del año. Vos me conoces... Vos, que por esas cosas del destino no fuiste padre, pero quien sino alguien hecho con tu misma madera puede ostentar aglutinados los titulos de padre, de tio, de abuelo, de padrino, de amigo, de buen tipo...
Cómo olvidar aquellos tiempos cuando de pequeño te perseguia bamboleante a todos lados, con pasos presurosos, recien acostumbrados a marchar erguidos, tras tu regreso sin gloria de aquella lejana y estúpida revolución de orates entre azules leales y colorados rebeldes o viceversa.
Por referencias tuyas conocí Magdalena y Punta Indio mucho antes de derretirme haciendo guardias en esos lejanos parajes agrestes y sombríos.
Te pensaste que me había olvidado? Te creés con atributos para demostrar mi poca memoria respecto del proyector de cine que me regalaste en los '60 y que de puro cabeza dura desarmé por mi cuenta hasta dejarlo inútil? No, querido, ese fué, es y será mi obsequio
mas apreciado. Y tanto es así que hasta puedo confesarte que guardo todavía entre mis souvenires de viaje y discos de vinilo la manivela gris que daba vida a Carlitos y su Doble, aquella cortita pelicula de Chaplin que venía con la máquina y cuyos restos descoloridos y rayados a ultranza tambien conservo en el pequeño rinconcito de lascosas gratas que me llenan la vida. Mas adelante, merced a eso que yo llamo mi etapa de rebelde adolescente insano nos enfrentabamos en discusiones bravas sobre algunos temas que ahora, a la distancia, parecen de otro siglo. Nos distanciabamos. Y cómo. Cuántas veces la abuela, con su enorme sapiencia y ancestral calma chicha tuvo que arreglárselas para mediar entre las partes... Pero al poco tiempo, y sin el menor atisbo de rigidez facial estabamos los dos, uno a la par del otro:
tio y sobrino, como en esas lejanas tardes de pesca en el arroyo, bajo el viejo puente e piedrta musgosa, rebosantes ambos de barro y salitre. Al lado tuyo aprendí a reconocer el olor de la pintura, la ductilidad de la masilla o el espantoso tinner acrílico ése que nos volteaba literalmente y dejaba a nuestros dos pares de pulmones debiles sonando como ejercito de fuelles.
No te salvaste, a pesar de tu estoica soltería defendida a capa y espada, de que una andanada de cachorros de hombre se treparan a tus pantalones hasta encallar entre la exacta conjunción de la yunta de brazos cariñosos que te tocó en suerte. No era para nada casual esa demostrativa muestra de cariño, atenuada injustamente por el jodido, injusto y antipático paso del tiempo, cuando no... Como tampoco era casual que mas de un chiquilín que yo conozco haya aprendido a mencionar tu apodo antes que decir mamá.
Es cierto que hay cosas que nos separaron un poco, a que negarlo,la falta de tiempo por ejemplo, el transitar de distintas formas el tiempo o los espacios, para ser mas exacto, o quizás sea tan solo que veíamos algunas cosas desde una optica distinta. Pero hay algo que realmente nos unió y nos une casi mas que el tenor de la sangre y que fue y es todo un capricho de la naturaleza: Yo, a pesar de la edad y de toda el agua corrida bajo el puente sigo siendo un bohemio empeñado en curtir las calientes utopias que acunaba en esa fragil etapa adolescente de inconciencia pura. Vos seguiste siendo hasta este puto febrero que tantas cosas hubo de afanarme entre ramalazos de calor extremo, aquel mismo soñador que supo alimentar con su aire entrecortado la fragua de mi infancia, empeñado tambien en no claudicar con esos proyectos un poco alocados, pero que tanto bien le hacían con sus cosquillas al alma de quienes te aprecian . Sé que estás escuchando, lo presiento, y por circunstancias obvias es mi unica forma de agradecerte tantas cosas buenas que dejaste en este loco compendio de penas propias y ajenas que vengo a ser yo, quien te habla...
Pero ni sueñes con que esta calurosa tarde de mitad de febrero vaya y te lo diga personalmente. Creo que no hace falta. O si?