viernes, diciembre 09, 2005

** V: Invasión extraterrestre (DEL PEQUEÑO CORTINEZ ILUSTRADO)


La otra noche , ni bien terminó de resonar en el
éter el Glostora Tango Club, y cuando iba camino
hacia el kiosco con vistas a comprar un rollito de
pastillas Meterete vi una luz fuerte como
la de la bombonera que me
perseguía y me perseguía. Cuando levanté la vista
para ver que pasaba apareció un plato sopero
parecido a los Rigopal, viste, que iba haciendo zig zag
de una vereda a la otra. Mamado debe haber estado
el marciano que lo manejaba,porque iba tan bajito
que arañó La Ford A de Petinari,el Borgward Isabela
de Méndez, rayó la puerta trasera del Plymouth del
tano Belo y hasta le arrancó el farolito de atrás a
la Chevrolet Sapo de una minusa que vive en
las inmediaciones y estaba recitando poemas de
Gagliardi en la calle al compás de un organito. A
mi, que venia meta pedalear y pedalear con mi bicicleta
Graciela, alcanzó a despeinarme la croquiñon del lado
derecho y no me dio tiempo ni siquiera a sacarme la
pincita del pantalón para que no se enrede en la
cadena. Eso no es nada. Ni hablar del pobre Miguel
Trovatto, que ese mismo dia estrenaba su
Paperino 50... El socaga que se agarró ... Tanto
que de los nervios solo atinó a frenar con la
pantufla,que en realidad no era pantufla sino una
pobre alpargata Rueda/Luna puesta como chancleta que
quedo casi tan bigotuda como el general Ongania,que
Dios lo tenga en la gloria y trate de no largarlo.
Mejor suerte hubiera corrido de haberse puesto las
Flecha medio Basket estampadas , esas amarillas y
negras, pero allá él y su divorcio con la moda cajetilla. La cuestion es que
después de dar tantas volteretas, el plato pudo
estacionar justo en la esquina de San Martín y
Tres de Febrero. No quieran imaginarse el batifondo
que se armó cuando muy orondo se bajó un marciano
verdolaga, enano, parecidisimo al pibe de la
gomina Brancato pero con dos antenas que subian,
bajaban y se caían de un lado a otro como el
brazo de un Wincofon, propiamente. Debo
reconocer que tuve mas miedo que un mequetrefe, pero
si seguía pedaleando me lo chocaba. “Sonaste
Maneco”,dije entre mí, pero recordé que en la revista
Caras y Caretas que me prestó el flaco Sorongo ví una
vez una foto de El Indio Comanche peleando contra la
Momia Negra y dije: "si este baja a semejante
mamotreto solo con una patada a los tobillos,como no
voy a poder tirarlo yo a este cusifai con forma de
Sea Monkey " ...
Intenté acercarme pero fue al dope...
cuando tomé carrera para patearlo a lo
Labruna estiró su mano izquierda como tres
metros y me acomodo un mamporro en el naso que me
hizo saltar los chocolates y me durmió siete dias y
siete noches corridas. Dicen los mamertos que
estaban haciendo huevo en la esquina, que el mostrito se
bajó, caminó como una cuadra hasta el bar de 9 de julio y
Bs.As. y se tomó a fondo blanco una botella de
grapa. Así turulato como estaba se sentó al
volante y salió echando diablos cuando escuchó una
voz femenina que toda melosa le gritaba del otro lado: che, marciano; sí, a vos, mi gelatinita de manzana ... no me prestas unos mangos
hasta la semana que viene?
Era NELINA ROMA, la pedigueña, mas conocida en el barrio como “O terror dos bolsillos”
Y fue así como en pleno Pichincha, gracias a los buenos oficios de la dagor salvamos al mundo de una sangrienta invasión marciana.Que me contursi?

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